La vía de administración sublingual permite un contacto directo de los antígenos con los inmunocitos de la mucosa de la boca y la faringe, lo que induce una activación locorregional del sistema inmunitario. También ofrece una mejor vigilancia inmunitaria a lo largo de la barrera de la mucosa, ya que las células de memoria circulantes regresan preferentemente a la zona del primer encuentro con el antígeno.
Se ha demostrado que la mucosa sublingual contiene un alto número de células dendríticas, lo que explica la alta respuesta de linfocitos T observada después del tratamiento. Y finalmente, la vía sublingual permite aumentar el nivel de IgA salival que actúa como primera línea de defensa para prevenir las infecciones respiratorias.